El Gobierno Electrónico: ¿reforma de última generación?
La tecnología traza una línea transversal que recorre prácticamente todos los espacios del quehacer humano, incorporándolos y coordinándolos dentro de su ámbito de influencia y cumpliendo funciones importantes en campos donde tal vez nunca se pensó que lo haría. Entre estos campos se puede incluir al escenario en el que hoy se desarrolla la actividad estatal y la gestión pública.
Iniciado el siglo XXI, es aceptado que un Estado «moderno» o «modernizado» implica, fundamentalmente, contar con una estructura que dirija su organización y funciones no sólo a satisfacer las necesidades del ciudadano, sino a lograrlo con la activa participación de este último. Ello, a su vez, configura quizás la más «moderna» necesidad del Estado.
En la búsqueda de las herramientas adecuadas para satisfacer dicha necesidad, encontramos que la tecnología relativa a la información y las comunicaciones resalta como una de los instrumentos más interesantes para la consecución de dicho fin.
El presente trabajo pretende describir y analizar en breve, con especial atención al caso peruano, algunos de los aspectos más destacables de la relación existente entre: (i) la reforma del Estado vista desde la modernización de la administración pública; (ii) la necesidad del Estado de hacer partícipe a la sociedad civil tanto en dicha reforma como en los actos de gobierno que se ejecuten a partir de ella; y, (iii) la importancia que, como herramienta facilitadora, adquiere la utilización de la tecnología de la información y de las comunicaciones en relación con los aspectos anteriores.
En tal contexto, partiendo de ello, trataremos de justificar la relevancia que hoy en día toma la necesidad de incorporar al denominado «Gobierno electrónico» como asunto prioritario en la agenda política que nuestro país debe manejar para los próximos años.